domingo, 13 de noviembre de 2016

Clima Mediterráneo

         
                                                                CLIMOGRAMA:


CLIMA MEDITERRÁNEO:

El mediterráneo típico, en la clasificación climática de Köppen, se caracteriza por veranos secos y calurosos, con temperaturas medias por encima de los 22 °C e inviernos húmedos y lluviosos, con temperaturas suaves.

                                                                     FLORA:

Muchos de los acontecimientos históricos, tanto geológicos como climáticos, han determinado la distribución y riqueza actual de la flora mediterránea. Cada una de las diferentes áreas mediterráneas del mundo ha tenido su pasado peculiar, pero se puede decir que la evolución de la flora ha sido desde el principio separada en dos grandes áreas: las tierras del hemisferio sur y las tierras del hemisferio norte.                                                                                        Norteamérica y Europa han tenido una historia reciente que ha marcado profundamente la vegetación actual. La flora terciaria, esplendorosamente selvática, sucumbió a las glaciaciones, dejando paso a los elementos más septentrionales de la flora, adaptados al frío y la nieve. Pero a pesar de todo, aun cuando se puede decir que la dureza y tenacidad del mal tiempo fue equiparable en ambos continentes, la suerte que padecieron sus plantas fue diferente.

Adaptaciones morfológicas y fisiológicas de las plantas mediterráneas

El potencial de evaporación que presenta la atmósfera es muy elevado. Cualquier planta que no tenga ningún mecanismo para retener el agua que contienen los vasos conductores de la planta provenientes de las raíces enseguida quedaría mustia y desecada. Por ello, todas las plantas, no sólo las mediterráneas, tienen unas compuertas que se abren y cierran denominadas estomas, y que se encuentran en todas las hojas. 
Pero para asegurar mejor que el agua no se pierda por difusión a través de las paredes de la hoja, las plantas mediterráneas han desarrollado más estrategias. Por un lado, han fortalecido e impermeabilizado y por otro lado, para evitar un excesivo calentamiento del tejido vegetal en las horas que la planta no transpira, la hoja reduce su superficie absoluta y también la relación que tiene con el volumen de la hoja. Otra adaptación al exceso de temperatura es el recubrimiento por una densa capa de pelos blancos y lanosos que aíslan a la planta de las temperaturas extremas.
Una adaptación extrema que tienen las plantas de climas áridos es la suculencia. Todas ellas tienen la característica de presentar una gran reserva de agua que engrosa tallos y hojas, volviéndolos al tacto blandos y turgentes. Este almacén de agua proporciona a la planta una relativa autosuficiencia y la previene para largas épocas de sequía. Además, ésta separa en el tiempo las dos fases de la fotosíntesis (captación de CO2 y captación de luz), lo que permite poder tener cerrados los estomas de día (no hace falta tenerlos abiertos para que capten luz los cloroplastos) y abrirlos por la noche para almacenar el CO2 que al día siguiente servirá por poder cumplir la fotosíntesis.

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